viernes, 18 de abril de 2014

Los juicios a Jesús



Jn 18. 12 Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron,  13 y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. 14 Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.

En este punto los títulos confunden un tanto por cuanto, si bien aclaran que primero le llevan ante Anás, le dan título como de sumo sacerdote cuando lo era su yerno Caifás
Anás interroga a Jesús (Mt. 26.59-66; Mr. 14.55-64; Lc. 22.66-71)
 19 Y el sumo sacerdote (se refiere a Anás) preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.  20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.  22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

Mateo 26 Jesús ante el concilio (Mr. 14.53-65; Lc. 22.54,63-71; Jn. 18.12-14,19-24)
 57 Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos

Mt 26.. 58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.
En la versión de Juan encontramos que Pedro no era el único que seguía a Jesús
Jn 18 15 Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote; 16 mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro.
Este discípulo que conocía al sumo sacerdote podía ser Judas Iscariote, el único apóstol judío, hijo de un fariseo conocido. Esto explicaría que consiguiera de la portera que Pedro entrara. Y si esto fuera así el tema de la supuesta “traición” de Judas quedaría de nuevo en entredicho.¿Y si Judas  estuviera allí con Pedro para testificar a favor de Jesús ya que la ley marcaba que se necesitaban dos testigos para enfrentar los falsos testimonios que habrían preparado contra Jesús? Pedro no llegó a entrar, su valor le llevó hasta el patio y aguantar durante más de una hora las sospechas de alguaciles y criadas pero temía que le detuvieran también a él y que, si sucedía, su familia quedara desprotegida por eso

Pedro niega a Jesús (Mt 26. Mr. 14.66-72; Lc. 22.55-62; Jn. 18.15-18,25-27)
Jn 18.  17 Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy.18 Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.
 Mt 26  69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.


71 Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno.72 Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar (Galileo Lc 22. 59) te descubre. 74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. Lc 22. 61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro (esto sólo lo dice Lucas); y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
Juan 18 lo cuenta similar sólo aclarando en v 26  que uno de los que increparon a Pedro era pariente de aquél a quien Pedro cortó la oreja

Mt 26. 59 Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, 60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban  
Mr 14. 56 Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, (Dt 19.15 No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.)
Mr 14. 58 Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.  59 Pero ni aun así concordaban en el testimonio.

Ante el Sanedrín, un testigo no podía venir con vaguedades. Estaba obligado a ser muy preciso en cuanto a la identidad del acusado, y, además, en cuanto al mes, el día, la hora y las circunstancias del hecho.
Mt 26.  61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días redificarlo.
No entendieron que estaba hablando de Él mismo como templo de Dios, no del templo al Ángel del éxodo, no de la cátedra de  Moisés que era el que tenían ellos.

Mt 26. 62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?  63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. (Dn 7. 13) 65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.  66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! (Lv 24. 16)  67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, (Is 50.6)68 diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.
La versión de Lucas difiere un poco en cuanto que dice
Lc 22.  63 Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y le golpeaban;   64 y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó? 65 Y decían otras muchas cosas injuriándole.


Jesús ante el concilio Lc 22. 66 Cuando era de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le trajeron al concilio, diciendo: 67 ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis;  68 y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis.  69 Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios.  70 Dijeron todos: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. 71 Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

El proceso a Jesús fue una serie de ilegalidades respecto a la ley judía por cuanto según ésta
--el juicio, y más el del sanedrín, debía ser abierto al público. En cambio el proceso a Jesús fue efectuado sólo ante miembros del concilio y seguramente no ante todos pues algunos difícilmente pudieron ser avisados a tiempo para desplazarse hasta la reunión. (Aparte de que es posible que no fueran avisados todos los que simpatizaban con Jesús)
--debía hacerse de día, antes del ocaso. Se hizo de noche.
--el acusado debía tener amplia libertad para su defensa. Detenido sorpresivamente y juzgado inmediatamente no se le dio ninguna posibilidad de armar su defensa como hubiera sido en un proceso normal.
--debía haber gran escrupulosidad tanto en los testimonios de cargo como de descargo. La narración de los evangelios respecto a los testigos del sanedrín evidencian que simplemente los buscaron rápidamente, de cualquier manera y sin ningún interés de que fueran verídicos, el único objetivo era encontrar dos que coincidieran en sus declaraciones pero como dice el evangelio ni siquiera lo lograron por ello Caifás se vio forzado a “conjurar” a Jesús y arrancarle las palabras que quería.
--la auto-confesión no se podía tener en cuenta en un juicio a no ser que estuviera avalada por dos testigos.
--una vez se cerraba la instrucción del procedimiento no se podían añadir nuevos testigos
En Mr 14. 56 leemos: Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, Ese al fin esta indicando que en el proceso llegó un punto en que no habían logrado su objetivo de que dos testigos incriminaran a Jesús y ahí se hubiera debido cerrar la instrucción. Pero siguieron buscando otros dos y los añadieron. Recuérdese que  dice “vinieron” por tanto no estaban allí durante el proceso y es que duró horas ya que también leemos que, como ejemplo, entre la segunda y tercera negación de Pedro había pasado una hora (Lc 22. 59) 
--una vez se hubiera hecho una votación condenatoria debía revisarse a los tres días antes de dictarse sentencia en el caso de que la revisión efectuada corroborara el proceso. Este principio de legislación judía ni se menciona
--posibilidad para el acusado de presentar pruebas antes de la ejecución de la sentencia. Si hubieran podido le hubieran crucificado allí mismo en el palacio de Pilato por las prisas que tenían.
-- debía haber alguien en el tribunal que hablara a favor del acusado. A tal punto esta regla era estricta que, si se producía un fallo condenatorio por voto unánime, el acusado era declarado inocente. Así que si respetaron al menos esta norma posiblemente fue José de Arimatea quien habló a su favor ya que leemos:
Lc 23. 50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. 51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos
O quizás fue Nicodemo que en otra ocasión ya habló
Lc 23. 50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: 51 ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?  52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.



 Juan 18. Jesús ante Pilato  (Mt. 27.1-2,11-31; Mr. 15.1-20; Lc. 23.1-5,13-25)
 28 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana (viernes), y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. 29 Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
30 Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie;
 Este diálogo no parece tener mucho sentido pues en lugar de decir la acusación, la respuesta de ellos es defensiva, como ante una reprimenda. Tampoco tiene sentido que Pilato les diga que lo juzguen según sus leyes si ellos le han dicho que es un malhechor así que es lógico pensar que la respuesta real a la pregunta de Pilato de cuál es la acusación esté recogida en otro lugar
Jn 19. 7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
El orden coherente  sería:
Jn 18. 29 Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
Jn 19. 7 Los judíos le respondieron: se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
Jn 18. 31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley.
Jn 19. 7 según nuestra ley debe morir
Jn 18. 31 A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie;
Puestas así las cosas Pilato se encontraba con una situación en que no quería mezclarse en un asunto de religión judía pero tampoco quería ponerse a mal con los dirigentes judíos pues necesitaba evitar conflictos (ya los había tenido) y más en tiempos de Pascua donde siempre el pueblo estaba más exaltado y proclive a revueltas. Por otra parte parece ser que Pilato tenía un sustrato de tipo religioso o supersticioso pues que leemos que cuando oye que Jesús “se hizo a sí mismo Hijo de Dios”
Jn 19.  8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo. 9 Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta. 10 Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. 12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle.


Parece ser pues que captando todo esto los dirigentes judíos le dieron otra acusación, la de ladrón por el episodio del templo de ahí que dijeran:
Jn 18. 30 Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
A los ladrones se les consideraba malhechores (comparar Lc 22. 32 con Mt 27.38), no sediciosos.
Si así se desarrolló el diálogo entonces tiene sentido también que Pilato les dijera que lo juzgaran según sus leyes puesto que el robo en cuestión(las monedas perdidas durante la “limpieza del templo”)  no afectaba para nada a Roma.
Entonces, para implicar a Pilato,  sacaron otra acusación:
Lc 23. 2 Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.
Jn 18. 33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
34 Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
 36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
 37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.
Lc 23. 5 Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.


 Jesús ante Herodes
 6 Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo.7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. 8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. 9 Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió. 10 Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia. 11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.  12 Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí.

Vuelto a Pilato éste volvió a interrogar a Jesús
Mr 15 Jesús ante Pilato   2 Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.  3 Y los principales sacerdotes le acusaban mucho.  4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
Ahí tenemos otro indicador de que no era una sola acusación sino varias y que Pilato intenta repetidamente  encontrar una salida para no condenar a Jesús, en este pasaje tratando de provocar a Jesús a que se defienda
 5 Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba.
Ya se había profetizado que así sería
 Is 53. 7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.


 Lc 23. 13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, 14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.  15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. 16 Le soltaré, pues, después de castigarle.
Jn 19. 1 Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. 2 Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura;  3 y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas.


 Pilato pensaba que los judíos se contentarían con ver a Jesús tan humillado y herido pero no fue así
Juan 19.  4 Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él.5 Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! 6 Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él.

Mt 27 Jesús sentenciado a muerte (Mr. 15.6-20; Lc. 23.13-25; Jn. 18.38--19.16)
 15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. (Y éste fue el otro gran intento por parte de Pilato de soltar a Jesús) 16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?18 Porque sabía que por envidia le habían entregado. 19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él

 Jn 18. 39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
Mt 27. 20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto. 21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás Jn 18.  40 Y Barrabás era ladrón. Lc 23. 19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio. (Mr 14. 7)
22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?
Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!
23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho?
Lc 23. 22 Ningún delito digno de muerte he hallado en él
Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!
Tres veces Pilato preguntó si querían que soltase a Jesús y tres veces respondieron que lo crucificara  (Lc 23. 22 Él les dijo por tercera vez). En cierta forma es como la negación de Pedro, el personaje niega conocer a Jesús, el pueblo judío niega conocer a Jesús como rey, como Hijo de Dios
Viendo los dirigentes judíos la insistencia de Pilato y su tentación de soltarle pese a ellos y sabiendo su temor al César le lanzan el ultimátum
Jn 19. 7 Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.
Mt 27. 24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros


 25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
Para entender qué supone esta frase he hallado este texto sobre legislación hebrea: “En un proceso típico, los oficiales de la justicia traían al reo ante el tribunal reunido en pleno. Dentro del tribunal, aparte de los miembros del Sanedrín, se ubicaban también auditores que constantemente verificaban los procedimientos. Se leían los documentos relativos al caso y se llamaba a los testigos para que hiciesen su declaración. Cada uno de ellos era severamente exhortado por la máxima autoridad del tribunal a decir la pura verdad con una fórmula que concluía con las siguientes palabras: “Si causas la condena de una persona injustamente acusada, su sangre y la sangre de toda su posteridad, de quienes habrás deprivado la tierra, caerá sobre ti; Dios exigirá de ti una rendición de cuentas tal como la exigió de Caín por la sangre de Abel. ¡Habla! ”
Por lo cual al utilizar esa fórmula los que tal dijeron se hacían a sí mismos testigos acusadores con lo cual si eran hallados falsos pagarían por ello. Un testigo falso, en caso de ser descubierto, recibía la misma pena que hubiera recibido el acusado en el caso de haber sido hallado culpable.
A otro nivel al decir “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.” Ignoraban que estaban pidiendo ser rociados con su sangre, que al fin y al cabo venía a ser la confirmación del bautismo de Moisés.
Ex 24.8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.

26 Entonces les soltó a Barrabás
Lc 23. 23 Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. 24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; 25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Jn 19. 14 Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta.
16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron.

Ilegalidad del juicio de Pilato a Jesús:
Hay por lo menos ocho razones para afirmar que el procedimiento seguido por Pilato fue absolutamente ilegal y nulo:

1. El juicio según la ley de Roma tendría que haber sido un proceso completamente nuevo y no basado en otro con sentencia prexistente, entre muchos otros motivos también porque los delitos por los cuales Jesús fue acusado eran completamente diferentes. 
2.  La acusación debió haber sido presentada por testigos claramente identificados 
3. Puesto que había más de un acusador, debió haber tenido lugar una audiencia preliminar para determinar cual de ellos actuaría de fiscal representando a la acusación.
4.  Esta audiencia preliminar tendría que haber sido privada, a puertas cerradas, estando presentes solamente el magistrado interviniente, el acusado y los testigos. Sólo después de esta audiencia se hubiera podido establecer una acusación concreta y en firme para presentarla ante el juez de la causa.
5.  Hecha esta presentación se tendría que haber fijado una fecha para el juicio.
6.  El día fijado, se tendría que haber convocado a las personas en condición de actuar como jurados y se tendría que haber seleccionado entre ellas, mediante un procedimiento determinado por el azar, a quienes formarían efectivamente el jurado.
7. El juicio tendría que haber tenido lugar en un sitio apropiado, en una corte reglamentariamente constituida, con asientos para los jueces y un entorno adecuado para la legítima defensa del acusado.
8. La sentencia tendría que haber sido pronunciada mediante el voto anónimo de los jueces, utilizando las piedras blancas y negras dispuestas a tal efecto.


 Elspeth. Abril 2011.

Todas las citas corresponden a Reina Valera 1960


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