Lc 10.25 Y he aquí
un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré (RV Antigua:
“poseeré”) la vida eterna? 26 Él
le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquél,
respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a
tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido;
haz esto, y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo
Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio
muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de
largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y
viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de
camino, vino cerca de él, y viéndole, fue
movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas,
echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al
mesón, y cuidó de él.
35 Otro día
al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y
todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que
fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 Él
dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú
lo mismo.
La pregunta:
¿Haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?
¿Qué
es la vida eterna según Jesús?
Jn 17.3 Y esta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
A
tenor de la continuación del episodio el intérprete de la ley no tiene dudas
respecto a la primera parte pero respecto a la segunda inquiere a Jesús sobre
quién es su prójimo y Jesús le enseña que en lo tocante a poseer la vida eterna
Él es el Prójimo. Veamos por qué.
Jesús
lo hace por medio de una parábola en la que presenta a tres personajes: un
sacerdote, un levita y un samaritano que actúan diferentemente respecto a un
herido en el camino.
Hubiera
cabido esperar que el sacerdote y el levita, buenos conocedores de la letra de
la Ley, si hubieran considerado que el herido era su prójimo le hubieran
ayudado, luego si no lo hicieron debía ser porque la concepción de prójimo
según Ella no incluía a esa persona (posiblemente por su vestimenta
identificaron a qué tribu o grupo pertenecía).
Para
nosotros, dos mil años después de que el mensaje de Jesús se extendiera por la
tierra, al menos en teoría y en base a las prédicas de la iglesia, consideramos
a todo ser humano prójimo y digo “en teoría” porque en la práctica no lo
hacemos y seguimos ayudando como mucho a los próximos, indiferentes
generalmente a los hambrientos, masacrados, explotados…del mundo que se cuentan
por millones. Pero en el mundo judío de la Ley mosaica no había ese concepto
porque si lo hubiera habido no tenía sentido que la Ley tuviera apartados para
la viuda, el extranjero… ya que si hubieran tenido el mismo concepto que
nosotros de que todos eran prójimos entonces sobraba especificar que también
había que amar, esto es procurar el bien del extranjero, la viuda etc. Por todo
ello cabe colegir que para el sacerdote y el levita el herido no era su prójimo
por lo cual pasaron por su lado sin ayudarle. Y ello porque miraban la letra y
no el espíritu, pienso.
Jesús
continúa su enseñanza y presenta a un samaritano que sí ayuda porque según
leemos “fue movido a misericordia”.
Misericordia
que significa que su corazón se inclinó a oír clamar al mísero, el herido en
este caso, y por ello vendó sus heridas,
echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y
cuidó de él.
Aquí,
partiendo de los conceptos que nos han sido dados a conocer de aceite
(revelación) y vino (amor), podemos ser orientados a una profundización en la
riqueza de enseñanzas simultáneas que da Jesús por medio de esta parábola al
comprender que podemos aplicarlas más allá del nivel físico-material. ¿Por qué?
Porque
en la parábola el herido lo es de cuerpo pero un hombre puede estar “herido”
también de alma y/o de espíritu y esas heridas son sanadas justamente con amor
y enseñanza, y eso es lo que está haciendo Jesús justamente con el que le
pregunta. Jesús ha usado de misericordia con él al escuchar y atender su
demanda y le esta amando mediante lo que le muestra. Por lo cual si el que
pregunta se hubiera percatado de que Jesús estaba siendo el Prójimo que le
estaba ayudando hubiera pasado a conocerle, con lo cual hubiera “poseído” vida
eterna: conocido a Dios y al Hijo.
Jn 12. 49 Porque yo no he hablado
por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he
de decir, y de lo que he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es
vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.
No
acaba aquí la enseñanza dada por Jesús al intérprete sino que, habiendo llegado
la comprensión de éste a que prójimo de otro se constituye aquél que con ése
usa misericordia, Jesús le insta a que haga lo mismo, que se constituya en
prójimo de otros. Y es una invitación, creo entender, a que así como Jesús le
ha enseñado, él lo haga con otros.
Elspeth. 29-12-2012
Todas las citas pertenecen a Reina Valera 1960
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