Jn 8. 3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
7 Y
como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de
vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra
ella.
8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
9 Pero
ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús,
y la mujer que estaba en medio.
Los escribas y fariseos eran conocedores de la ley mosaica, por tanto ya que ésta decía
Dt 22.22 Si
fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido,
ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también
Jesús debió escribir: "¿Dónde está el hombre?". Lo cual nos lleva a pensar que si no lo llevaban era porque no debía ser judío y por tanto no estaba bajo la ley judía; pero éste es otro tema.
El texto no narra el contenido de su "insistencia" frente al Maestro y Él escribió. A tenor de la situación debió escribir: "Déle carta de divorcio" ya que la ley prescribía:
Dt 24.1 Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por
haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.
Jesús puso así en evidencia la hipocresía de los escribas y fariseos que presumiendo de ser celosos guardadores de la ley la incumplían cuando querían lograr sus intereses ocultos.
Elspeth.
Todas las citas corresponden a Reina Valera 1960
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