La gaceta bíblica: Aguas salutíferas: profundidad de los evangelios

EDITORIAL

Hace quince años invitada por un gran amigo, José, entré por primera vez en la Biblia. Él, con mucho respeto y delicadeza, me ayudó a vencer mis enormes resistencias y prejuicios y me condujo, como de la mano, en mis primeros paseos por la "ciudad". De alguna forma también Mario (quien le había conducido a él) velaba.
Con el tiempo José me presentó a Nibaldo , aquél a quien sólo hasta entonces había conocido como "el que sabe". Fue a partir de ahí que, escuchándole, horizontes y profundidades hasta entonces desconocidas para mí se abrieron ante mis ojos por todo lo que mostraba. Parábolas, misterios, símbolos, consejos...pasajes de los que, como mucho, sólo había captado alguna enseñanza de tipo ético se manifestaban como un rico calidoscopio irisado, como diamantes tallados con diversas facetas de sabiduría.
En todos estos años he oído muchas cosas, he leído, estudiado, meditado, escrito y experimentado. No todas las entiendo, no todas las retengo así que sólo puedo hablar de aquello que, hasta el momento, tengo por cierto.
La Biblia, para mí, encierra todo un universo espiritual y como tal es tan diverso, rico, amplio, profundo y maravilloso que conocerlo y entenderlo es un proceso inacabable y transformador, lo cual es bien lógico porque ¿como va a acabar el proceso de conocer y entender a Dios y a Cristo?

Sólo me queda agradecer. Agradecer a Dios que me haya permitido y que me haya provisto. Esa es mi intención al iniciar este blog :compartir de lo que se me ha dado como servicio a Él y a quien pueda leerlo.

ACLARACIÓN: no todo lo que oí de Nibaldo en su momento está recogido en el blog, ni todo lo que hay en el blog corresponde a lo que le oí.

La gaceta bíblica

domingo, 9 de marzo de 2014

Aguas salutíferas: profundidad de los evangelios

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