domingo, 4 de mayo de 2014

UN PROCESO DE FILIACIÓN



Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mt 28.19-20

Habla de  bautizar en el nombre de tres  que, en un sentido podría pensar que corresponderían con la Ley y los Profetas, con el  Evangelio (como las vestiduras de Jesús divididas en cuatro partes)  y  con el Apocalipsis- Revelación del evangelio eterno Jn 16. 13 (os guiará a toda la verdad) 

Ser bautizados auténticamente  y no como puro rito, en los tres,  pienso que es tanto como decir conocer y entender a Dios y alcanzar el mayor grado de “filiación” que me es posible   imaginar, esto es,  habiendo partido por el respeto, seguir por la obediencia y llegar  a la colaboración.
A vuelo pájaro he creído ver que el A. Pacto era para educar en el respeto a Dios, el Nuevo para la obediencia a Dios y el eterno para la colaboración con Él por y en Amor.

Me es evidente y clarísimo que nada es tajante, que en todos subyace el Evangelio eterno, esto es, la Buena noticia de que Dios “está por nosotros”, que no hemos sido hechos criaturas acabadas y sin posibilidad de ascensión (por decirlo de alguna forma) sino que nos ha creado de tal forma que establece la posibilidad de pasar de criaturas a hijos, en un trayecto infinito y apasionante. Que en este evangelio eterno que subyace a través de toda la Biblia  hay etapas en cuanto a los pasos o avances o crecimientos que hacen las criaturas. Que si bien he dicho lo del respeto en el Antiguo Pacto ya allí el evangelio eterno hablaba de amor a Dios pero la base para cimentar el amor es siempre el respeto y eso no lo acababan de lograr, por eso se le enviaba recordatorios en la boca de los profetas y por no lograrlo se les envió un Maestro que les enseñara la obediencia: Jesús. Él sí cumplió la Ley, Él fue obediente  hasta el extremo
Lc 22. 42 no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Pero Él sabía que las “criaturas” iban muchos pasos atrás respecto a Él por lo que a los primeros en tratar de obedecerle les dice
Jn 16. 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber
En esta línea de visión, Jesús como Siervo de Dios obedece como modelo para los siervos (obedientes) y cuando esos siervos obedezcan entonces…
Jn 1.12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (obedecen), les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
No dice que ya sean, ni dice que ellos se hagan a sí mismos sino “ser hechos”. Dice que les dio potestad, esto es poder. ¿Poder de qué? De elegir si, creyendo, quieren permanecer como siervos o aceptan “ser hechos hijos”.

No es lo mismo obedecer que colaborar. En el primer caso hay una voluntad que se ciñe a otra voluntad, en el segundo una unión de voluntades.
Podría parecer que todo el mundo decidiría querer ser “hijo” pero no es así…por ahora. Tiene un precio esa decisión y, al igual que podemos observar qué ocurre en el devenir paterno-filial humano, que muchos hijos quedan respecto a sus padres en una suerte de infantilidad perpetua, así en lo espiritual muchas almas quedan paradas en el servir a Dios sólo desde la obediencia (con frecuencia obediencia a lo que otros han creído entender que era Su Voluntad). 

Así como un hijo adulto ante un problema en la casa, pongo por ejemplo, no se limita a obedecer a su padre sino que toma sobre sí también el problema y piensa y busca y propone soluciones, así un hijo colaborador de Dios, no sólo siervo, ve los problemas que se presentan respecto a que el Plan del Padre se desarrolle debidamente y busca soluciones y se involucra. Esto  es lo que enseña Jesús
Is 6.8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Jn 5.17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
Es esa unión de la Voluntad de Padre e Hijo la que creo que cantan
Lc 2. 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Entiendo que Jesús es la “cuña” puesta en ese tiempo para encarrilar el Plan, para mostrar por un lado la necesaria obediencia al Padre y adelantarnos, mostrarnos en Él mismo, qué es ser hijo de Dios: conociendo la Voluntad del Padre hacerla desde la propia voluntad.

Elspeth. 29-08-12
Citas de Reina Valera 1960

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