jueves, 22 de mayo de 2014

Castigo, culpa y responsabilidad (II)



Muchas almas se han alejado de Dios o mejor dicho no han llegado a conocerlo por haberle sido presentado como un Dios castigador. De hecho muchos de los que rechazan la Biblia esgrimen como argumento el que ésta lo presente, en el AT sobretodo, como castigador y vengativo. Por eso pienso que es muy necesario explicarles que deben entender que los libros de ella que así lo presentan  fueron escritos por hombres de una época en que las cosas que les sucedían eran interpretadas como  maldiciones o bendiciones, castigos o premios y que se planteen: si ahora, miles de años después, aún infinidad  de personas funcionan en base a eso ¿Cómo no lo iban a hacer entonces?
Ahora nadie piensa que si un rayo mata a una persona en el campo en medio de una tormenta  es porque esa persona era mala. Sabemos qué es un rayo, cómo funciona la electricidad…muchas cosas ¿Y qué sabían ellos de todo eso? Aquello de lo que desconocían su funcionamiento, su origen; aquello de lo que no tenían ningún control lo atribuían a Un Ser Superior al que temían justo porque no conocían.
Muchos padres de hoy en día funcionan con sus hijos bajo la misma mentalidad de premio/ castigo. Si el niño se porta bien, es decir actúa como el padre quiere que actúe, le premia; si no lo hace, le castiga ¿cómo extrañarse pues que aquellos hombres, aquella sociedad, interpretara sucesos en ese sentido?

He escrito que los escribieron hombres ¿significa esto que Dios no hablara por medio de ellos?
No, significa que Dios utilizó para comunicar unos canales humanos  y por tanto las limitaciones de ellos por su grado de desarrollo mediatizaban la expresión. No es lo mismo mirar una paisaje al natural que tras un cristal, que tras un cristal translúcido, que en una pintura hiperrealista, que en una expresionista o en una abstracta. A eso me refiero.
Por eso  Él mismo ya avisó: “si entresacares lo precioso de lo vil” (Je 15.19) “un poquito allí, otro poquito allá” (Is 28.13) que entiendo que es un consejo para poder llegar a discernir lo que realmente es expresión suya y lo que es del canal utilizado.

A lo largo de la Biblia planea la Ley, los mandamientos, los cuales fueron entendidos, dentro del cuadro general de la mentalidad de culpa-castigo, como órdenes sobre el comportamiento de tal manera que si eran cumplidos se premiaban y si era desobedecidos se castigaban. Pero hay otra comprensión de ellos que pienso es hora ya de que la gente empiece a conocer y es la de que son consejos.
¿Qué quiere decir esto dentro del hilo del presente escrito?
Quiere decir que Dios aconseja que no se mate, no se robe, etcétera,  porque hacerlo trae consecuencias negativas para el que lo hace. Un padre humano dice a su pequeño: no metas los dedos en el enchufe. El niño desobedece y recibe una descarga que le asusta y llora. ¿Es un castigo del padre? No, es una consecuencia.  De igual forma Dios da consejos porque sabe las consecuencias. 

Crecí oyendo que quien incumplía los Mandamientos iba al infierno pero se me presentaba éste como un lugar físico horrible e incendiado donde se torturaba incesantemente. Era, y aún es, la comprensión de una época. Infierno me parece ahora que es vivir sin paz, sin armonía, sin  amor, sin esperanza, por robar, matar, codiciar, envidiar, etc. 

Mucho hincapié se ha hecho en los diez mandamientos expresados en forma negativa: No, No, no…lo cual, desde los conocimientos que actualmente se tienen a nivel teórico  es una forma de expresión que en mucho genera oposición por aquello del hábito de tomarlo como prohibición. Quizás hubiera sido más rentable poner el hincapié en su expresión en positivo: Dt6.5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y amarás al prójimo que está detallado en Éxodo, Levítico y Deuteronomio. Esa expresión en positivo es justamente lo que subraya Jesús Mt 22. 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.


Es la oposición entre el miedo y el amor. Los miedos esclavizan, el amor libera. Entender la expresión “temor de Dios” como miedo ha sido una constante que ha llevado a unos a vivir asustados y por ello alejados de Él, y a otros, buscando liberarse del miedo, a rechazarlo. Por ello es necesario explicar que el temor de Dios es respeto, no miedo. Un niño para crecer sano necesita respetar a su padre, no tenerle miedo. Si le respeta le mirará, le escuchará y aprenderá. Si le tiene miedo le rehuirá o le rechazará. Así también respecto a Dios.
 
Como que la inmensa mayoría de los que escribieron, estudiaron las Escrituras y las predicaron se decantaron por el miedo, así estamos.
Lc 9. 54 Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? 55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois;
Si se hubiera optado por centrarse más en el consejo de amar a Dios y al prójimo entonces  quizás  hubiera sido diferente porque estaríamos en camino de que reinara  la paz en lugar del desorden y la guerra,  la armonía en lugar de los desequilibrios, el altruismo en lugar del egoísmo, la justicia en lugar de la injusticia, la espiritualidad en lugar del materialismo… 

Elspeth. Abril 2013
Todas las citas corresponden a Reina Valera 1960

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