martes, 12 de julio de 2016

Un evangelio, un ser viviente



Ez 10. 15 Y se levantaron los querubines; este es el ser viviente (uno) que vi en el río Quebar.


Estas palabras escribe Ezequiel en el capítulo diez y tengo la impresión de que, fascinados por las imágenes descritas y la amplitud con que él mismo se centra en  describir su composición, esto es, los cuatro seres vivientes que lo conforman, hace que no se repare mucho en esta cita.


Pensemos en un bosque. Si lo miramos con suficiente perspectiva lo vemos como una unidad. Es sólo cuando nos aproximamos e incluso adentramos cuando vemos los árboles, la hierba que nace a sus pies, las hojas caídas…Transfiriendo esto a la lectura de Ezequiel 1 y 10  y haciendo un zoom inverso podremos ver, como él  en esa cita, el ser viviente como  conjunto de cuatro.


Ese ser viviente es el Evangelio de Dios que a nosotros nos llega por cuatro seres vivientes, cuatro escritos. Esto mismo fue expresado de otras formas a lo largo de la Biblia, por ejemplo en

Gn 2.10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.

Ez 37.9 Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.


¿Por qué se le dice “viviente”? 
La respuesta la da Jesús:

 Jn 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Citas de Reina Valera 1960 
Elspeth 7-16



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