domingo, 10 de julio de 2016

Dos errores de Pablo y Marcos



El Evangelio es uno; lo que llamamos “evangelios”  son un conjunto de cuatro expresiones o registros de un único Evangelio. En ningún momento se utiliza el plural. Jesús habla de “evangelio”, no evangelios.
Por tanto Pablo yerra al decir:
Ro 2.16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.
No hay tal evangelio de Pablo.

El Evangelio es de Dios pues Jesús dice:
Jn 15. 15 todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
Jn 12.50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

Jesús fue enviado a predicar el Evangelio de Dios y al marchar Él envía a los apóstoles, término que significa entusiastas predicadores.
Jn 20. 21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
Mr 16.15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Se equivocó Pablo al atribuirse un evangelio y se equivocó también Marcos al decir:
Mr1.1Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

¿Qué importancia tienen estos errores?
Sólo anoto ahora una breve reflexión puntual.
Respecto al primero que muchas almas han creído y creen en “el evangelio de Pablo” sin percatarse de errores (y algunos no pequeños) que hay en sus escritos, lo cual les priva de conocer y entender en verdad el Evangelio de Dios traído por Jesús. Por otra parte han creído y creen como evangelio cuestiones que sólo eran opiniones de Pablo.
Como una muestra muy conocida y clara de una opinión de Pablo que luego la Iglesia convirtió en mandato es el tema del celibato sacerdotal o sobre el papel de la mujer. Hay muchas otras y de mayor calado.

Me viene a la mente, pensando en el seguimiento que han tenido y tienen  los escritos paulinos a los que él llamó “mi evangelio”, unas palabras de Jesús
Jn 5.43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.

Respecto al segundo, veamos
Imaginad que estáis en deuda con alguien y que ese alguien os envía a otro para deciros que la deuda os es perdonada. ¿A quién agradeceríais el perdón de la deuda? ¿Al acreedor o al enviado?

Creo que en justicia al acreedor, y al enviado agradeceríais el haber venido. Pues entonces ¿no sería lo mismo con Dios y Jesús?
Eso hicieron, por ejemplo Simeón y Ana
Lc 2. 38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Y es importante el tema porque conviene que cumplamos toda justicia y porque
Jn 4. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
¿Acaso no entra la gratitud en la adoración?

Citas de Reina Valera 1960
Elspeth 10-7-16

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