Los judíos no aceptan a Jesús porque según ellos no
cumple todas las profecías; lo que parece que no se han cuestionado es su
comprensión de ellas.
Hay profecías que quizás no las entienden porque las
toman muy literalmente en plano material, físico. Hace ya dos mil años pienso que les impidió
reconocer el cumplimiento de la, para mí, más grandiosa profecía Is 52. 6 Por tanto, mi pueblo
sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he
aquí estaré presente.7 ¡Cuán
hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia
la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a
Sion: ¡Tu Dios reina! Y por eso Jesús les advirtió Jn 8. 24 si no creéis que yo
soy, en vuestros pecados moriréis.
Los que no creyeron, en sus pecados quedaron
(doctrinas engañosas, ingratitud hacia Dios, etc), Y como
pueblo creo entender que aún no tienen el espíritu de que habla la profecía de
Ez 37, la que da vida. Ez 37.9
Así ha
dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos
muertos, y vivirán.
Muertos porque el pecado es muerte. Vivirán…no puedo menos de pensar que se refiere a la vida como
conocimiento de Dios (Jn 17.3) y si esto es así de
nuevo pienso que deberían cambiar de actitud respecto a Él. Mi impresión es que
creen conocerlo muy bien, creen ser aún
su pueblo elegido, privilegiado entre las naciones, que todo lo que les ha
acontecido a lo largo de su historia lo ha hecho Él incluido los “castigos” con
lo cual pienso que siguen sin ver qué de su idiosincrasia particular les
condujo a esos acontecimientos y por tanto siguen sin cambiar. Me pregunto si
ya es tiempo de que exclamen como Job 34.32
Si hice mal, no lo haré más. Enséñame tú lo que yo no veo.
También me
pregunto si tienen la suficiente humildad para aceptar al Maestro; si están
preparados para volver al Padre, entendido aquí como releer lo que expresó en
las Escrituras, con ojos limpios de su Tradición (la cual al fin y al cabo es
producto de mentes humanas interpretando como supieron o quisieron).
Jesús enseñaba, enseña, pero a menos que uno se
reconozca ignorante nada puede aprender. Un Maestro también señala y corrige
los errores, y también hizo eso Jesús. Pero si uno está tan orgulloso de sí
mismo difícil querer reconocerlos y menos aún enmendarlos, lo cual sería
aceptar la responsabilidad. En cambio, y sólo como ejemplo, cuando Jesús hace
un recorrido por cómo yerran y hacen mal los autores y seguidores de la
Tradición (intérpretes de la ley, escribas, fariseos, etc) la reacción de ellos
es Lc 11. 53 Diciéndoles él
estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran
manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; 54
acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle. Reacción
que entiendo es una de las típicas que se dan cuando uno en su interior
profundo sabe que tiene razón el que le corrige pero rechaza toda corrección y
vierte su rabia en el que la hace; sería aquello de “la mejor defensa es el
ataque”. Dicho de otro modo el
sentimiento oculto de culpabilidad se convierte en agresividad sin querer
crecer en responsabilidad.
Tomo ahora la oración de Daniel por su pueblo como
apoyatura para, analizándola, explicitar como me parece que debería ser el
crecer en sentido de responsabilidad
1ª parte: reconocimiento de la propia actuación:
Dn 9. 4 Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo:
Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la
misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos;5 hemos
pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido
rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. 6
No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a
nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de
la tierra. 7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de
rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de
Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos,
8 Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de
nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos. 9
De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él
nos hemos rebelado, 10 y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro
Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus
siervos los profetas. 11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose
para no obedecer tu voz.
2ª parte: Reconocimiento y aceptación de consecuencias sin culpar de
ellas a otro/s
Ahí, en mi opinión, Daniel comparte con su pueblo la
concepción de “castigo” pues atribuye a Dios el exilio en Babilonia y otras
tierras
7 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en
el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo
Israel, los de cerca y los de lejos, en
todas las tierras adonde los has
echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.
No, ellos fueron quienes se alejaron de Él, le rechazaron,
no Él; y por los valores que abrazaron,
por su forma de actuar, les vino lo que les vino.
Daniel continúa y revela algo en lo que quizás no se
haya reparado suficientemente; por lo
cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la
ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos. 12
Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros
jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues
nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra
Jerusalén.
14 Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque
justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no
obedecimos a su voz.
Atribuye a Moisés el castigo reconociendo a la par
que son leyes de Moisés. El castigador pues es visto por Daniel como Moisés, no
Dios, lo cual casa con unas palabras de Jesús: Jn 5.45 No penséis que yo voy a acusaros delante del
Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
Al margen de esta anotación y siguiendo el hilo
discursivo, Daniel -entiendo que haciendo de portavoz del sentir del pueblo- ve
como castigo lo que eran consecuencias si desobedecían. No insistiré sobre esto
pues ya quedó explicado en otra parte.
Hubiera sido muy diferente que Daniel hubiera dicho
algo así como que por traspasar la ley de Dios, por haberse engreído, no haberse
dispuesto a servir, ni a obedecer, por haber querido engrandecerse, adquirir
poder y riquezas, haber deseado más lo que el mundo tiene por tesoros que los
tesoros de Dios… por todo ello sus
pensamientos y su corazón les habían llevado a pobreza, miseria, esclavitud,
perdición y sufrimientos.
3ª parte: Pedir perdón
19 Oye, Señor; oh Señor, perdona. (Perdón: Is 43.25 Yo, yo soy el que
borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.)
Petición
de perdón de David:
Sal 25. 7 De los pecados de mi
juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
Por tu bondad, oh Jehová.
Una dualidad: soberbia y humildad |
4ª parte: Cambio de actitud
Se supone que como Daniel ha reconocido que 13
no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de
nuestras maldades y entender tu verdad, esa es su intención al orar:
pedir cambiar de actitud de maldad a bondad y entender la Verdad de Dios.
Se puede ver que el sentido es similar a Job 34.32
Si hice mal, no lo haré más. Enséñame tú lo que yo no veo.
El mismo sentir leemos en David:
Sal 25.4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
Enséñame tus sendas.
5 Encamíname en
tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día.
Un cambio de actitud, pues, en una dirección:
Sal 40. 8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.
Elspeth. Abril 2013
Todas las citas corresponden a Reina Valera 1960
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