Las reflexiones anteriores, parte de las que en eclosión han brotado en mi mente esta mañana,
han surgido de un pensamiento único ¿Cómo hacer volver a los judíos?
No, no
me refiero a su tierra física a la que ya volvieron cumpliéndose parte de
Ezequiel 37 pero falta que entre el espíritu en ellos 14 Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis y eso es
lo que desde hace tanto tiempo me visita.
Muchas
veces he pensado en ello, y oyendo a Nibaldo me decía a mí misma: esto habría
que explicárselo a los judíos. Hoy el enfoque de cómo hacerlo ha surgido
distinto en mi mente. He visto que había que liberarles del sentimiento de
culpa mudándolo a sentido de responsabilidad, que había que proporcionarles
otras gafas para que revisaran su historia, unas gafas que son , en esencia,
partir de leerla como desde lo que un Dios Amor ha hecho por y con ellos.
Fueron el pueblo escogido para recibir la Palabra de
Dios
Ex 19. 5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y
guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los
pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los
hijos de Israel.
Ahí deben notar el condicional “si”. Si ellos oyen
la reciben; si ellos cumplen su parte en el pacto, Él también. Siempre es así Job 34. 29 Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un
hombre;
¿La oyeron? Je 25.4 Y envió Jehová a vosotros todos
sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no
oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar
Dn 9. 6 No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que
en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres
y a todo el pueblo de la tierra. 11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz
Neh 9. 26 Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra
ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que
protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes
abominaciones.
¿Y el pacto? Lv
26.
14 Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis
mandamientos, 15 y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma
menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e
invalidando mi pacto
Dt 31. 20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a
sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán;
y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi
pacto. 21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces
este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la
boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano,
antes que los introduzca en la tierra que juré darles.
En definitiva: Sal
78. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley;
Las consecuencias de ello están recogidas en Dt
28. 15-68 y Lv 26. 14-46 Consecuencias
de la desobediencia. Las expresiones usadas en ambos textos hablan de un
Jehová que es quien trae las desgracias, los malos acontecimientos, como un Jehová
airado, castigador vehemente.
Sinceramente pienso, al menos por ahora, que esa
visión es del canal humano, la forma de entender posible en aquellos momentos y
que lo que estaba avisando Dios es lo
que les iba a acontecer si desoían sus consejos, no porque Él enviara
enfermedades, luchas, etcétera sino porque si ellos abandonaban el camino del
bien se encontrarían con el mal.
Volviendo a la comparación en lo cotidiano
padres-hijos que conozco sería oír como el padre le dice al pequeñín: si pones
los dedos en el enchufe te hará daño, tanto que te puedes caer del golpe, te
dolerá luego la tripa, la cabeza, estarás mareado…etc. ¿es el padre el que hará
daño al niño, le pegará, le hará que le duela la cabeza…? No, serán las
consecuencias de la desobediencia del niño.
Alguien puede decir ¿y por qué no se lo explica?
Porque el niño pequeño no puede entender las explicaciones científicas que el
padre conoce, es demasiado pequeño. Algo así me parece que pasa con la forma de
redacción.
Como se lee en el Salmo antes citado y como se puede
comprobar a lo largo de los libros de profetas del AT una y otra vez caían en
desoír y seguir su propio criterio, y
una y otra vez se “arrepentían” por un breve tiempo para caer de nuevo. Claros
ejemplos de ello encontramos
en la oración de confesión de Esdras (Esdras 9) o en
la oración de Daniel (Daniel 9).
La sensación que tengo es como que cuando venían las
consecuencias de las decisiones, de los actos, entonces reconocían haber
fallado pero como no entendían que eran consecuencias y no acciones vengativas
o airadas no ahondaban en por qué habían fallado. Se quedaban con que no habían
obedecido sin preguntarse el por qué. Y
aunque quisieran esforzarse en no volver a caer, al no progresar en el
reconocimiento de sus pulsiones, en sus motivaciones, sus dificultades para
adecuar su comportamiento, irremediablemente volvían a actuar a su albur.
Ro 10. 2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de
Dios, pero no conforme a ciencia ya que
la ciencia implica conocimiento de origen, causa y efecto.
Para obedecer sin entender hay que tener una gran
humildad ante quien manda y una gran confianza en él. Lo mismo para seguir un consejo. Sin ambas
cosas lo veo misión imposible.
Humildad para reconocer que uno sabe menos que el
que manda o aconseja. Confianza en que el que manda o aconseja lo hace por
nuestro bien.
Si uno cree saber más o igual que quien manda o
aconseja, o no está seguro de que realmente lo hace por interés del aconsejado
y no por interés propio entonces no le obedecerá o no seguirá su consejo. Puede
que incluso trate de engañarle con falsas apariencias
Is 29.13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca
a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí,
y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñado;
“su corazón está lejos de mí “dice y
es que Jehová escudriña los corazones de
todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Cr 28.9
Humildad y confianza, por eso Jesús aconseja: aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas Mt 11. 29
El orgullo, la soberbia y la desconfianza tienen sus
consecuencias, como ejemplo
Is 14. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en
lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del
testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas
de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú
derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. (Independientemente de que esté hablando de alguien concreto la
enseñanza por transferencia sirve pues el orgullo, la ambición…la locura es
algo que acecha a todos)
Elspeth. Abril 2013
Todas las citas corresponden a Reina Valera 1960
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