Como portadores de la palabra tenían que, por una parte, explicar
la realidad al pueblo para conseguir su conversión, y por otra denunciar de
parte de Dios la injusticia del pueblo.
De esa forma testificaban la justicia de Dios y daban sentido a los
acontecimientos históricos. En último término existieron «para que sepan que yo
soy el Señor»
Ez 6. 7 Y los muertos caerán
en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.
13 Y
sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos,
en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de
los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa,
lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos. 14 Y
extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más
asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy
Jehová. Lo mismo se lee
en Ez 7.4-9-27 y en Ez 13. 9-21-23
Proclamando la salvación –o el
juicio– de parte de Dios, anuncian también y entonces los hechos son testigos de la verdad de su mensaje.
A veces, sus
palabras van acompañadas con acciones
significativas:
Isaías anda
desnudo como signo contra Egipto y Nubia
Is 20. 2 en aquel tiempo
habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio
de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando
desnudo y descalzo. 3 Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi
siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto
y sobre Etiopía, 4 así llevará el rey de Asiria a los cautivos
de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y
descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto.
Ezequiel permanece tumbado y en
huelga de hambre por los pecados de su pueblo (Ez 4).
Como su palabra no es aceptada,
la ponen por escrito para que conste
Is 8.1 Me dijo Jehová: Toma una
tabla grande, y escribe en ella con caracteres legibles tocante a
Maher-salal-hasbaz
16 Ata el testimonio, sella
la ley entre mis discípulos.
Je 36. 2 Toma un rollo de
libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y
contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte,
desde los días de Josías hasta hoy.
Su misma vida se convierte en testimonio de que
Dios ha hablado:
Isaías y sus hijos son testimonio de la palabra de Dios
Is 8. 18 He aquí, yo y los hijos que
me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de
los ejércitos, que mora en el monte de Sion.
Jeremías es célibe en función de su anuncio Je 16. 2 No
tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar.
Ezequiel cumple su misión para que sepan que «en medio de
ellos se encuentra un profeta»
Ez 2. 4 Yo, pues, te
envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha
dicho Jehová el Señor. 5 Acaso ellos escuchen; pero si no
escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta
entre ellos.
Ez 33. 32 Y he aquí
que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y
oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra. 33 Pero
cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.
Amós se siente arrancado de su tierra, de acuerdo con el
anuncio de destierro que hace al pueblo
Am 7. 15 Y Jehová me tomó de
detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel.
Oseas experimenta su mensaje en su propio matrimonio (Os 3).
Los profetas testimoniaron en su vida el mensaje. El rechazo
de su palabra por parte del pueblo significó su propio rechazo. Jeremías lo
expresa con duras palabras
Je 20. 7 Me
sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste;
cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. 8 Porque
cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la
palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 9 Y
dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había
en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y
no pude. 10 Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas
partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría.
Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él
nuestra venganza.
14 Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea
bendito. 15 Maldito el
hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole
alegrarse así mucho. 16 Y sea el tal hombre como las ciudades
que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a
mediodía, 17 porque no me mató en el vientre, y mi madre me
hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. 18 ¿Para
qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en
afrenta?
Hechos y palabras se unifican en los
profetas.
Todos ellos murieron
violentamente. Mt 23. 37 ¡Jerusalén,
Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son
enviados!
Citas de Reina Valera 1960
Elspeth
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