Parábola del fariseo y el publicano
Lc 18. 9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El
fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te
doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas
el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí,
pecador.
14 Os
digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque
cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido.
Dos hombres en la intimidad de su corazón hablaban a Dios.
El uno, con espíritu satisfecho, decía: "Te doy gracias, Dios, por no ser un (evangélico, judío, musulman, católico, anglicano, pentecostal, budista, new age...-pongan el apelativo religioso que quieran-), por no realizar cultos absurdos ni sujetarme a normas sin sentido. Te doy gracias por saber más de Tí y estar más cerca de Tí que todos ellos."
El otro, con espíritu acongojado decía: "Perdóname, Dios, porque soy ignorante, porque ni conozco ni entiendo mucho de lo que dices y haces, porque no alcanzo a distinguir muchas veces cuál es tu voluntad, porque a veces sabiéndola no logro seguirla, porque sé de tu amor pero me vence muchas veces mi egoísmo. Si es tu voluntad ayúdame a mejorar."
Pr 20. 6 Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad,
Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
27 Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,
La cual escudriña lo más profundo del corazón.
La cual escudriña lo más profundo del corazón.
Mt 7.1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.( Sal 75. 7 Mas Dios es el juez; A éste humilla, y a aquél enaltece.) 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
Ef 6. 12 Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne (personas), sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (léase: egoísmo, ignorancia, odio, maldad, doctrinas con mentiras, errores...)
Is 42. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.
Hijos del orgullo "espiritual": endurecimiento del corazón, el desprecio, la desunión, el maltrato, la competitividad malévola, la defensa fanática de tradiciones, las guerras religiosas...
Elspeth. 10-14
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